Consiste en la extracción de sedimentos y limpieza profunda de las estructuras y accesorios de los reservorios de almacenamiento de agua y el tratamiento químico consistente en el refregado de paredes y pisos; el pulverizado con desinfectantes a todas las estructuras contra gérmenes, para mantener el agua en buenas condiciones de salubridad apta para el consumo humano.

Basados en la norma sanitaria vigente, el servicio de limpieza y desinfección de tanques y cisternas se debe de realizar al menos dos veces al año.

Esta recomendación es para cumplir con estándares de seguridad sanitaria, ya que el agua que viene de la Atarjea, por más tratada y clorinada que se le realice para que ingrese pura a la red de agua, ésta siempre llega a pasar barro formándose un cieno y fango que se vuelve caldo de cultivo para la reproducción de bacterias, hongos y virus.